El cultivo del cáñamo: una planta para un textil sano y duradero.

Si el "bhangara", que significa tejido tradicional de cáñamo en nepalí, nos enamoró fue tanto por sus colores, su simbología y su calidad porque responde a nuestra voluntad de crear accesorios de moda responsables, duraderos y éticos para hombres y mujeres. 

El cáñamo de nuestras mochilas y accesorios es una variedad de Cannabis sativa L. En España fue importado por los árabes desde China en el siglo XII y cultivado ampliamente durante la Edad Media. No en vano, el conjunto de cuerdas, velas y redes que llevaban las carabelas con las que Cristóbal Colón descubrió América estaban hechas de cáñamo. Fue en 1937, cuando Estados Unidos prohibió el uso del cáñamo con el fin de favorecer el algodón y la llegada de la petroquímica. Sus propiedades psicotrópicas fueron señaladas con el dedo y, a pesar de su durabilidad estructural, España firmó la convención única sobre Estupefacientes de la ONU y se censuró su producción en numerosos países.

Actualmente, dado su rendimiento y las ventajas ecológicas que ofrece, se le está dando una nueva oportunidad. Prueba de ello es su utilización por parte de varios diseñadores en las Fashion Week de 2019 y 2020. 

El cáñamo se halla en perfecta resonancia con nuestros valores y responde a las exigencias medioambientales, o las que deberían existir, en materia de fabricación textil: tener el menor impacto posible sobre el medio ambiente. 

A 2500 m de altitud, los cultivos de Cannabis sativa L. no necesitan ni pesticidas ni fungicidas o herbicidas. La planta está perfectamente adaptada al clima de montaña de Nepal y se defienden de manera autónoma contra las agresiones de los parásitos. El resultado, dejan los suelos y los arroyos limpios, incluso los sanean. Los campesinos que lo cultivan tampoco están expuestos a productos químicos nocivos para la salud. 

Contrariamente a otros cultivos y gracias a unas raíces que pueden llegar hasta 3 m de profundidad, sus necesidades hídricas son muy bajas. Se adapta así muy bien a la sequía de la estación seca asiática. Por otro lado, su demanda de nitrógeno es también mínima, dos veces menor a la correspondiente al trigo, puesto que sus raíces le permiten extraer nutrientes de las capas inferiores del suelo. 

Un dato muy llamativo es su capacidad de fijación de CO2: a superficie equivalente, una plantación de cáñamo absorbe la misma cantidad de CO2 que un bosque. Supone así un gran reservorio de biodiversidad albergando numerosas especies de arañas y carábidos (grandes coleópteros terrestres), que son a su vez predadores de los parásitos que afectan a los cultivos. 

Si el cáñamo está dotado de características naturales favorables a una producción ecológica, también tiene ventajas innegables una vez transformado. 

Durante milenios, los navegantes utilizaron el cáñamo para fabricar sogas, velas, sacos… Sólido, fiable y resistente al desgaste, permitía en la antigüedad la obtención de textil resistente a la humedad y a la luz. Ya en la época moderna, incluso Henry Ford lo utilizó en la construcción de sus automóviles. 

Hemos elegido esta misma fibra para nuestras mochilas y accesorios BHANGARA. El saber hacer en materia de hilado, tejido y teñido que poseen los nepalíes merece ser conocido fuera de sus fronteras. Su estética así como su resistencia hacen de este cáñamo una materia noble y única. 

Llevando contigo una mochila, funda de ordenador, cartera o petaca para tabaco, estás eligiendo un objeto responsable, único y que te acompañará muchos años. 

Aunque todo tiene un final, y en BHANGARA lo sabemos. Por eso, cuando la vida útil de tu compañero de aventuras se termine, sus fibras naturales, completamente biodegradables, se descomponerán y volverán a la naturaleza de la que proceden. 

Si quieres saber más sobre la historia de la fabricación del cáñamo, lee el artículo : ¿En qué cabeza cabe, fabricar mochilas con cáñamo?